Aprender a lidiar con la muerte y el duelo

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A pesar del aumento de las tasas de supervivencia en niños y adolescentes, en ocasiones la enfermedad no puede controlarse y el paciente no sobrevive.

Es necesario estar preparado para acompañar a un alumno enfermo terminal en el aula durante las últimas fases de la enfermedad, además de saber responder ante padres y compañeros tras la muerte. Incluso en las fases finales de la enfermedad, la escuela es una experiencia gratificante para el joven y su entorno más cercano.

Qué hacer en caso de enfermedad terminal

A menudo las medidas más sencillas son las que más ayudan al paciente a disfrutar del resto de sus días. Por ejemplo, si está muy cansado para asistir a clase todo el día, es posible permitir que acuda media jornada o solo una hora diaria. A medida que la energía decaiga, será necesario ajustar las tareas. El paciente que haya perdido mucho peso tendrá problemas para sentarse en las sillas escolares, así que se le debe permitir traer una almohada o un cojín.

Ayudar a los compañeros a lidiar con la muerte y el duelo

Cuando un alumno fallece, los compañeros pueden expresar su dolor en múltiples formas. Algunos son muy abiertos, mientras que otros pueden parecer indiferentes ante la pérdida de su compañero. Todas estas reacciones ante la muerte son normales en los jóvenes. Es posible que muchos asimilen la información gradualmente, según vayan procesando lo que ha sucedido y sus consecuencias.

Es necesario hablar de la pérdida del compañero, pero no se debe forzar a los alumnos a hablar de la muerte o a procesar su duelo antes de que estén listos. La mayoría de jóvenes tienen su propio método y ritmo. Necesitan espacio y no se les debe presionar.

Acudir al funeral o al homenaje del estudiante es una forma de ayudar a los alumnos a entender el significado de la muerte. Aunque no hayan visto a su amigo enfermo durante un tiempo, esta ceremonia puede ayudar incluso a los más pequeños a entender que la muerte es irreversible. Además, les brinda la oportunidad de despedirse y expresar su dolor por la pérdida de su amigo. Esto no quiere decir que todos deban acudir al funeral. La decisión es personal y depende de cada alumno.

Igual que durante la enfermedad, tras el fallecimiento los compañeros tendrán muchas preguntas. La mayoría de ellos procesarán mejor lo que ha sucedido si les damos respuestas directas, sencillas y honestas.

Los compañeros pueden crear un memorial en honor a su compañero, en forma de árbol plantado en el patio o con una donación a la escuela.
La organización de estos eventos y la recaudación de fondos suelen ser experiencias terapéuticas. Además, los padres, hermanos y hermanas suele sentirse muy arropados al ver cómo su entorno comparte la pérdida.

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